"El 9 de julio de 1860, la ciudad de Damasco fue testigo de uno de los episodios más violentos de su historia. Una turba enfurecida arrasó los barrios cristianos, dejando a su paso una estela de destrucción y muerte. Durante ocho días, la ciudad se sumió en la violencia, dejando un saldo de cinco mil cristianos muertos y miles de tiendas, iglesias, casas y monasterios saqueados y arrasados.