La llegada del mundo moderno trajo consigo la posibilidad de aumentar exponencialmente los niveles de aprendizaje y de lectura. Todo el que se lo podía permitir disfrutaba adquiriendo nuevos volúmenes impresos y daba cuenta del conocimiento recopilado en lugares específicos de la casa donde la decoración y los objetos expuestos contribuían a construir una imagen simbólica del propietario. El presente libro centra la atención en el aspecto físico de esos espacios y en la clase de lecturas que en la Zaragoza barroca pudieron llegar a realizarse.