Solía decir que escribía para mí, y era cierto. Durante un tiempo lo fue. Empero pocas cosas hay tan incuestionables como el constante cambio y, ahora que he comprendido que no estoy sola, escribo para llegar a tu Alma, para alcanzar desde mi corazón allí donde no llega mi mirada; valiéndome de las rimas, la métrica, el verso libre y el blanco para dejar salir el inmenso amor que siento, la intensidad de mis conflictos internos, las privadas pasiones y el dolor, así como el vacío y la introspección evolutiva. Deslizarme entre métricas para fluir con ellas, personalizar jugando con los dobles mensajes para expresar mi más profundo amor y agradecimiento, para volver a mi verso libre, a mi gente, a la niña que fui y a la mujer que soy. Durante este proceso, gratificante como una Caricia al Alma, no he pretendido seguir a nadie, ni siquiera a mí misma, sino aprender de los grandes, integrar en mi esencia y fusionar. Sigo pensando que la actitud es lo que marca la diferencia, y en esta etapa de mi vida me gusta enfocar cada aspecto que me llega desde la plenitud, y no desde la carencia. Es por eso que te voy a co