Fragmentos de naturaleza intimista, emocional, que van y vienen, partiendo de y regresando siempre al corazón de Ingrid, donde convergen todos los hilos de la trama. El dolor por la muerte del hijo, tal vez el más inhumano que se puede concebir, por antinatural e injusto, se estira hasta el absurdo en un intento de expresión de ese horror por el que nadie debería pasar; un horror visceral, desmesurado y primitivo.