Los mártires y todos los santos constituyen la médula de la historia,pues en ellos la aventura humana alcanza ya su meta. Quien preguntepor el sentido de la historia, allí encontrará respuesta.Los mártires del siglo XX dicen por qué esa época de campos deexterminio y guerras totales no fue un puro absurdo. Los Apóstoles ylos mártires romanos revelan el secreto de la nueva civilizaciónemergente, de la que san Agustín y san Benito son ya fruto granado.Domingo y Francisco traen una renovación carismática que enBuenaventura y Tomás de Aquino encuentra su expresión teológica. En la época de los grandes viajes Ignacio de Loyola y Teresa de Jesúsredescubren el aliento universal de la misión de Cristo. Laevangelización del mundo globalizado de hoy mira a tres grandesmujeres: Teresa de Lixieux, Teresa Benedicta de la Cruz y Teresa deCalcuta.En este libro se ensaya una historia hagiocéntrica de la Iglesia,pautada por los santos y sus misiones, más que por papas, obispos yconcilios. Es una historia aún por hacer, pero exigida por laenseñanza del Vaticano II y de Gaudete et exsultate, que asume lateología de un Balthasa