Un acercamiento a la cultura urbana a partir de las músicas que la vertebran (con especial atención a los géneros más populares, el trap y el reguetón) a través de un análisis sociocultural necesario para comprender el fenómeno musical que ha conquistado al mundo. Monótona. Machacona. Sexista. Artificial. Vacía. Hacía mucho, muchísimo tiempo que la música juvenil no provocaba un choque entre generaciones como el desencadenado por el auge del reguetón y la música urbana. Es el género más odiado por los adultos y el favorito de los jóvenes y adolescentes. Mientras los unos se indignan con las letras, los bailes, la jerga y hasta la manera de vestir de los reguetoneros, los otros cantan, bailan, hablan y se visten como ellos. Y nada indica que este conflicto vaya a resolverse pronto. El fondo del debate en torno al reguetón y la música urbana trasciende lo estrictamente musical. Remite a una sucesión rapidísima de cambios socioculturales difícil de asumir para la Generación X, la de los padres de los fans de Bad Bunny, J Balvin y Karol G. En las últimas dos décadas el pop ha sufrido un seísmo comparable al que