De vez en cuando, la justicia actúa. Pero sólo tras muchas dificultades. Las autoridades no suelen perseguir con demasiado énfasis a aquéllos que pueden volver en contra suya a las grandes masas de aficionados que cada cuatro años se convierten en votantes.
Sospecho es, sin embargo, que el fútbol es la excusa argumental, pero sólo uno de los temas de Matufia. Y, probablemente, ni siquiera el principal.
Matufia habla de corrupción y ambiciones; de pequeños y grandes egoísmos y mezquindades; de sicarios, extorsiones y prevaricación. Pero también,y sobre todo, habla de seres humanos y de dónde está la frontera que separa la civilización de la barbarie, la bondad de lo inicuo, el heroísmo de la mezquindad. Y esa frontera puede estar en el gesto con el que rehusamos ser víctimas o victimarios, saliendo así de la rueda de la infamia.
O, acaso, en algo más sencillo pero más arduo: en hacer, simplemente, nuestro trabajo