Fran Nuño nos lleva en un viaje imaginario por una librería cuyo dueño es un niño pequeño al que los libros le gustan tanto como a su librería, que siente cosquillas cuando los clientes ojean sus libros, o se sonroja cuando le hacen una foto. Un sueño ilustrado por las imágenes llenas de imaginación creadas por Esther Peces, que consiguen reflejar la sencillez y la inocencia del sueño de este joven librero, que está seguro que se hará realidad cuando sea mayor.