Este no es un libro al uso sobre París. Lo que Ilya Ehrenburg nosmuestra aquí (en sus textos y en sus fotografías) huye de la imagenideal, prototípica y, por ello mismo, ficticia de esta ciudad. Elvisor de su Leica no busca los grandes monumentos, ni los edificiosmás imponentes, ni los personajes más notorios de la época. Su plumano se detiene en el lugar común, ni se recrea en la belleza manida oen el panorama aconsejado por la típica guía de viajes. Aquí no haydecorados. Tampoco hay turistas en el París de Ehrenburg. Mi París seocupa de lo más personal e intransferible de una ciudad: su vida.