Miryam nacida de una plegaria desesperada, crecida en el temor, alejada y escondida en el centro del culto de la Ciudad Santa, regresa a Nazaret, donde Yoseph la pide por esposa, asustado ante ese amor que lo liga a una chiquilla cuyo secreto parece escapársele a todos. Incluso a ella misma.
Pero pronto Miryam descubre que la voz que desde siempre la acompaña, la despierta, la sorprende, la conmueve, es la de una llamada.
Miryam comprende que la elección valiente que está madurando es el primer paso para convertirse en discípula del niño que lleva en su seno.