Monsta está un poco decepcionado. Había elegido intencionadamente aese niño para vivir debajo de su cama. Tenía pensado hacer cosasespeluznantes y darle muchos sustos. Y se había esforzado un montónpara ello: se afiló los dientes, preparó máscaras y se puso los pelosde punta. Roía postes, hacía chirriar las puertas y hasta le escondíajuguetes. Ensayaba sonidos terroríficos con la nariz, sacaba cada vezmás músculo y trataba de asustarlo, sin éxito, con el crujir de sushuesos. Incluso intentaba agarrarle las piernas por debajo de lamanta. Pero nada de nada. El niño ni se inmutaba. Roncaba, dormíaplácidamente, gruñía y sonreía en sueños. Ni gota de miedo. ¡Normalque Monsta estuviera tan harto y aburrido!