Este libro trata de la realidad terrible de la guerra desde la complejidad de unas experiencias vitales y de sus narrativas personales, las cartas de los soldados italianos que llegaron a España a combatir en la Guerra Civil (1936-1939). Se podría haber titulado «Matar lejos de casa», al fin y al cabo el acto característico de los hombres en la guerra no es morir, sino matar, y a eso vinieron a España aquellos miles de soldados más o menos forzados en una guerra de agresión fascista. Se ha titulado Morir lejos de casa porque el análisis se centra en una subjetividad mediada cultural e históricamente, una trama de sentimientos, emociones, motivaciones y expectativas tantas veces frustradas. En la vivencia intensamente despersonalizadora de la guerra, la propia identidad se resistía a su desaparición y lo hacía gracias a la escritura, único puente directo entre el frente y los afectos en la retaguardia, último refugio ante una situación hostil y precaria, válvula de escape ante el dolor y el miedo, porque solo el acto de escribir liberaba a los individuos de la tiranía del presente. «Pese al heroísmo, a la retórica, a la inconsciencia o la temeridad, nadie quiere morir lejos de su casa» (prólogo de Javier Rodrigo).