Alimentaba el deseo de eternidad y quería que su gloria fuese inmortal. También quitó a muchas cosas su antigua apelación y les dio una nueva, extraída de su propio nombre. Por ejemplo, el mes de abril recibió el nombre de neroniano. Incluso había proyectado dar a Roma el nombre de Nerópolis. Suetonio Vidas de los Doce Césares