Exagerar hasta lo increíble puede ser más verosímil que una simple excusa al uso. Eso es lo que hace el protagonista del libro cuando la profesora le pregunta por qué no ha hecho los deberes y el alumno responde con un listado de catástrofes que ampliadas por la ilustración resultan del todo humorísticas. Claro, que si la profesora es lectora, el mentiroso tendrá su merecido.