Prólogo, de Fernando Díaz AbajoAlgunas consideraciones a modo de introducción 1. La bufanda y la estola. El caso de los hilos entretejidos2. ¿Tienen género los dones de Dios? El caso de las dos santas3. Niños 7 - Niñas 6. El caso de la mujer del perfume4. De dónde venimos y hacia dónde vamos. El caso de la vela encendida 5. No quiero ser sacerdote. El caso de mujeres que compartieron misión6. Buscando a Wally. El caso de la diaconisa camuflada7. Mirando al futuro. El caso de vivir en cristiano de Cristo8. Pasado. Presente. Futuro. La diversidad es una gracia de Dios Bibliografía
"¿Por qué este libro ahora? Porque a veces hay que decir lo que se piensa para seguir siendo fiel a lo que somos y donde, por supuesto, está la fidelidad a la forma y fondo de vida que se ha decidido vivir, y porque es el momento.Tras pensarlo durante mucho tiempo, tras hacer silencio, tras dejar espacio al silencio que necesita mucho y con tranquilidad, porque al silencio no le gustan las prisas ni los agobios, y con disposición a escuchar lo que el silencio Silencio dijera. Así, desde la realidad de la escucha nace este libro. Ni desde el dolor que paraliza ni desde la decepción que retrotrae, que ya llevamos muchos años de camino como para frenar por algunas menudencias, y hay mucho por hacer. Desde la simple realidad, que es la que es, desde ahí arranca esta reflexión".Con esas palabras se expresa la teóloga Cristina Inogés, autora de este libro cuyo tema de fondo es el miedo. El miedo de los hombres en este caso, de Iglesia a las mujeres por tres cuestiones: miedo a lo desconocido, miedo a las propias reacciones y miedo a compartir espacios y lugares. "No todos los hombres de Iglesia tienen miedo, pero sí una gran mayoría, asegura Inogés.Laica católica, se formó en la Facultad de Teología Protestante de Madrid, SEUT, porque no obtuvo la autorización pertinente para estudiar teología en el seminario de su diócesis. Hoy, convencida de que aquella fue una maravillosa experiencia en la que el Espíritu desplegó su fuerza esencial, comparte en estas páginas sus reflexiones sobre la presencia y el papel de la mujer en la Iglesia. Estar al borde, donde aparentemente nadie nos hace mucho caso, nos permite estar donde él se mueve con soltura.