El epistolario de san Jerónimo, que comprende un centenar y medio de cartas, constituye una clave imprescindible para acercarse a la interioridad del personaje. Las cartas son como una guía que invita y a la vez conduce a través de la experiencia íntima de alguien que, dirigiéndose a personas particulares, sabe dar a lo escrito el valor universal de lo privado. Por lo que respecta a los contenidos, Jerónimo cultiva cuatro campos fundamentales; el de la amistad, el exegético, el dogmático y el ascético.