En la ciudad de Ogrídea, hay novedades. El alcalde Ogrestes está que se sube por las paredes: ¡pronto nacerá su primer hijo varón! Ya se lo imagina: feo a más no poder, el orgullo de su padre. Pero? ¡qué desgracia! El ogro tan ansiado es horriblemente guapo y delicado. ¡Incluso se niega a comer ratones muertos! Ogrestes se emplea a fondo para hacer de él un ogro auténtico, pero Ogrobello es una causa perdida: cuanto mayor se hace, más empeoran las cosas. ¿Será posible que no haya un remedio para su mal?