En este libro se analiza la provisión de cátedras de historia en las facultades de filosofía y letras en la posguerra, durante los años 1940 a 1950. El primer año se convocan los primeros concursos y oposiciones ante tribunales designados al arbitrio del ministro falangista José Ibáñez Martín. Los viejos catedráticos partidarios o adaptados al régimen se trasladan a otras universidades, en especial a Madrid, mientras los auxiliares y otros doctores alcanzan cátedra. Los tribunales actúan con una legalidad aparente, aunque cuentan más las vinculaciones políticas y académicas, los méritos «patrióticos», que la formación y los conocimientos. Pronto el predominio de Falange se contrarresta por otras familias del régimen, conservadores, católicos propagandistas y del Opus Dei que se enfrentan en aquella universidad franquista, diezmada y sometida a la ideología nacionalcatólica.