Sabemos que la idea de Dios, además de un producto evolutivo, está en el cerebro y que la experiencia religiosa brinda sensaciones de bienestar. Sabemos que el paganismo ha renacido en diversas y variadas formas de expresión y manifestación. Ha cogido la forma que son la expresión de la estulticia reinante en un presente marcado por la sociedad del espectáculo y la apariencia que allanan la verdad.