1537, isla de Tenerife. Un grupo de mujeres, mientras entonan antiguos cantos, forman un círculo alrededor de una joven parturienta. Sus alaridos resuenan en todo el valle. De repente, se hace el silencio. Y un último grito desgarrador
Entre las cobijas que debían arropar a un bebé, asoma lo que parece una
pequeña mano cubierta de pelo. Ha nacido Petrus Gonsalvus, un rey guanche. Y esta es su historia
Rechazado por su pueblo, que lo considera un ser demoniaco, Petrus acaba en la corte de Enrique II de Francia y Catalina de Médici, a donde llega como un obsequio para el rey. Allí lo tratan como una simple mascota para divertimento real. Sin embargo, el monarca ve en él el brillo de una inteligencia despierta
y sensible, y decide acogerlo bajo su protección.
Petrus conoce entonces a Diana, hija bastarda del rey, que se convertirá en su amiga, cómplice y confidente. Los dos aprenderán a desenvolverse en la corte y lucharán por encontrar su lugar en ese mundo que los margina. Hasta que se cruza en su camino Catherine, una hermosa dama de compañía de la reina, elegida para ser la esposa de Petrus. Él se verá obligado a tomar una difícil decisión