¡Anda! ¿Vas a leer este libro? No sé por qué, pero lo dudo, en serio. Seguro que ni siquiera terminas de leer este texto. No te preocupes. ¿Para qué quieres conocer los problemas de un pingüino si con los tuyos ya tienes de sobra? Fíjate bien: ¡el mundo es un desastre! Además, a lo mejor ni siquiera te gustan los pingüinos. ¡Narices!, a mí ni siquiera me entusiasman, y eso que soy un pingüino.