Balzo acompaña a su mamá a una tienda donde los niños y las niñas no pueden tocar nada, de modo que, para no aburrirse, juega a ser un gusanito. Pero en un descuido, causa un estropicio, aunque lo peor de todo es que le empieza a salir un chichón en la cabeza. Sin embargo, ni su mamá ni el vendedor parecen darse cuenta de esto último; al contrario, riñen a Balzo como si hubiera causado el estropicio (¡y su chichón!) a propósito...
Hermoso cuento infantil, muy adecuado también para los adultos, pues en él se pone de manifiesto cómo, a veces, con motivo de algún accidente doméstico, reprendemos sin contemplaciones a nuestros hijos, cuando si esa misma situación la provocamos nosotros, recurrimos de inmediato a la socorrida frase "¡Puede pasarle a cualquiera!".