A David le encanta leer. Tanto, que sus padres están preocupados por si acaba confundiendo realidad y fantasía. Por eso, cuando aparece Max, un duende que solo David puede ver, el pobre chico no quiere que le tomen por loco y sufre en silencio las peripecias disparatadas que provoca su nuevo y pequeño amigo. Eso sí, sin Max no se atrevería a investigar los hechos misteriosos que atemorizan a su vecina...