Un padre que cruza el océano para rescatar a su hija de las garras de una secta cuyo líder no solo la explota laboralmente, sino que la ha convertido en una niña-madre. El labriego que tuvo un sueño imposible: construir una catedral que erigió con la argamasa de sus manos y su fe. La mujer que luchó porque su hija, con síndrome de Down, no fuera menospreciada bajo la gramática de «lo distinto». Un irreductible amante de la naturaleza que defiende a las aves de la destructora mano de los que ignoran que la naturaleza es un préstamo que las generaciones futuras nos han concedido. La anciana que procura techo a los presos que salen del infierno de la cárcel para entrar en el averno de la reinserción. Un deportista de élite que abre las puertas de su armario y su almario para confesar su homosexualidad. La mujer que se enfrenta a la Administración para que atienda con dignidad a las jóvenes devastadas por la anorexia. La madre que perdió a su hijo en un accidente de tráfico producido por un conductor drogado, y que lucha para que el Parlamento considere la conducción bajo el efecto de estupefacientes