Me llamo Morgana y, según mi abuela, tengo la simpatía a raudales. Paula, una amiga, dice que si me peinara las greñas me convertiría en una criatura adorable, pero Paula es una meacolonias, y a mí no sé si me gustaría convertirme en una criatura adorable. Del resto de amigas: Lola, bien; Pili, súper; Brunilda, ok, y Silvia, pobre, está un poco triste, sus padres se acaban de divorciar. Todas, menos Brunilda, jugamos al baloncesto. En el primer trimestre me gustaba Víctor, pero entonces apareció Eloísa, pestañeó y el muy bobo se colgó de ella como un palomo. Durante un tiempo he estado enferma de la rabia amorosa, pero ahora me gusta Berenguer, que hace poesías con un poco de rima consonante.