La historia de estos pequeños objetos arranca en la segunda mitad del siglo XVIII ligada a la progresiva llegada de viajeros de diversos puntos de Europa que buscaban en Andalucía su particular Oriente y llega hasta la actualidad con los souvenirs convertidos en objetos producidos en serie en terceros países. La autora ofrece un recorrido por la evolución del souvenir y, sobre todo, de quiénes los compraban y los producían, al entender que cada uno de ellos es el resultado de una interesante encrucijada entre cultura, industria e identidad.
El hilo conductor del libro es analizar cómo ha sido posible que la imagen de Andalucía inventada por los viajeros románticos ? materializada en esos pequeños y evocadores recuerdos - haya permanecido nítida hasta hoy llegando incluso a forjar una parte nada desdeñable del imaginario colectivo e identitario común a todos los andaluces.