Con su estilo siempre atractivo y provocador, Fabrice Hadjadj nos introduce en la profundidad del misterio de la resurrección. El libro sigue de cerca el hilo de las apariciones del Señor y desvela cómo los textos no hablan de realidades abstractas o esquivas, sino de cómo el Señor se hace presente, una vez resucitado, en los signos de la vida cotidiana del creyente. «Las apariciones del Resucitado tienen un carácter eminentemente práctico. No son fantasmagorías para huir del hic y especular sobre lo lejano; nos reconducen al amor al prójimo, nos enseñan a ver las cosas de allá arriba, es decir, no cosas distintas de las que ve el común de los mortales, sino las mismas cosas a partir del Espíritu. Todavía no se había dado el Espíritu, porque Jesús no había sido glorificado, observa Juan (7,39). Y Jesús lo explicita en su último discurso antes de la Pasión: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré» (Jn 16,7)».