Aunque incomprendido en su tiempo, el teatro de Valle-Inclán es una creación genial; su obra teatral lo convierte en uno de los mejores dramaturgos en lengua castellana del siglo xx. Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte agrupa cinco piezas que configuran un «retablo» mítico en el que se mueven todos los pecados capitales. La gran lección que Valle-Inclán enseña es que la realidad no consiste sólo en lo que vemos en apariencia, sino en lo que podemos presentir a través del simbolismo del lenguaje: el misterio de la vida y la muerte.Ricardo Doménech, catedrático de la Real Escuela Superior de Arte Dramático, que ha preparado esta edición, ofrece en su estudio introductorio una doble lectura que guía, a través de la superficie de los textos, hacia su significación simbólica.