La anterior publicación del Inéditos sobre la Constitución de 1978 de Manuel García-Pelayo, dejo fuera tres escritos elaborados en forma de dictámenes sobre la función del Rey en la Constitución, inicialmente dirigidos a quien entonces detentaba la Corona y al que luego sería presidente del Gobierno, Felipe González, que ahora -casi cincuenta años después- salen a la luz pública por primera vez. En ellos se expresa la postura del profesor García-Pelayo sobre la posición del monarca como órgano activo dotado de un innegable cometido político-constitucional. Lejos del Rey neutral sueco o del monarca gubernamentalizado que ideará Mussolini, el Rey en España es, para García Pelayo, un actor constitucional de primera magnitud y no un convidado de piedra. Un actor que cumple una misión cuya sentido exacto sólo se llega a percibir en el conjunto del juego institucional y que además de ser compatible con la democracia la favorece y le confiere una estabilidad muy acusada. Se trata en definitiva de tres estudios separados que, como señala Javier Tajadura en el estudio de contextualización que acompaña al libro, manti