ESCUDERO SÁNCHEZ, JUAN FRANCISCO
La creatividad es el concepto básico que se nos viene a la cabeza cuando glosamos la figura de un mito de otra generación llamado Mirza Delibaic, una auténtica mente privilegiada dotada de un físico algo alejado del que hoy en día se considera perfecto para jugar al baloncesto. A Mirza se lo definió como un poeta en pleno éxtasis creativo, y también como un torrente de belleza plástica aplicado al juego sin apenas parangón en otras estrellas de su época. Sus pases por la espalda como muestra de su inigualable visión de juego se adelantaron a su tiempo. Una auténtica belleza poética no exenta, por otra parte, de su correspondiente dosis de tragedia personal. Que nunca se nos olvide que la vida a veces no es más que un sueño demasiado breve para cumplir todos nuestros anhelos. Esta es la historia deportiva y humana de un mito al que pretendemos modestamente redescubrir muchos años después de su muerte, así como exponer las premisas y las circunstancias deportivas en las que creció y se desarrolló como persona y jugador. Mirza disfrutó de la gloria, vivió en el infierno, la enfermedad consumió su cuerpo y su alma, pero fue siempre fiel a una personalidad peculiar a pesar de que quizás él mismo fuera muy a menudo su peor enemigo. El reconocimiento permanece y jamás desaparecerá mientras que este deporte exista y sus aficionados mantengan la capacidad empática de asombrarse.