Las novelas de Edgar Rice Burroughs forman un universo cuya exploración nunca es definitiva. Y eso es igualmente cierto, en un sentido literal, en por lo menos cuatro de los mundos donde el autor sitúa a sus héroes: el África de Tarzán, Marte, Venus y Pellucidar, el mundo que imagina en el interior de una Tierra que supone hueca. Esos mundos nunca acaban de ser descubiertos por los personajes de Burroughs: el horizonte de sus aventuras se modifica constantemente. Se ensancha de vez en cuando, pero siempre se desplaza. Siempre hay, justo más allá del país donde termina el reconocimiento, una ciudad olvidada, una raza desconocida, un mar misterioso que atraerán a Tarzán, a John Carter, a Carson Napier, a David Innes o a sus compañeros. Este séptimo volumen del ciclo de Pellucidar está formado, como los últimos libros de los ciclos de Barsoom (Marte) y Amton (Venus) por una serie de cuatro relatos que fueron publicados en las revistas de Ziff-Davis, en este caso en Amazing Stories. Como en las otras series, es un viaje de pérdida y recuperación de los héroes que, ahora, vuelven a casa después de andar sin rumbo y desperdigados por todo el mundo del interior de la Tierra, luchando con hombres mono, dinosaurios, tigres de dientes de sable y toda clase de criaturas a cual más peligrosa, sin dejar que a sus pies les salgan telarañas y sin dejar en ningún momento de tenernos emocionados y, como se suele decir, pegados al borde de la butaca esperando lo que les podrá esperar a la vuelta de la siguiente roca. ¡A leer!