Diez años después de su segundo libro de Sátiras, Horacio publicó el primero de las Epístolas, que, como se
ha dicho, consideraba como una prolongación del mismo género, aunque presentan, en efecto, ciertos rasgos de
epistolaridad que, aparte de justificar su título, también invitan a considerarlas como una novedad en el panorama de
los géneros poéticos. En las Epístolas nos encontramos a un Horacio más serio, preocupado básicamente por los temas
morales, aunque también por los principios de la composición poética. De ellos se ocupa especialmente la última y más
larga de las epístolas, la llama Arte poética, testamento literario del autor, que durante muchos siglos se consideró
como norma en la poesía de todos los países de Europa.