El nombre de Arthur Schopenhauer (1788-1861) se asocia a una visión pesimista de la existencia. Su rotundo pensamiento, expuesto en buen estilo literario, fue revolucionario al desvelar que ni la razón universal ni un Dios bondadoso gobiernan el mundo, y que la sinrazón, lo inconsciente, lo caótico e indeterminado imperan en un universo que poco tiene de cosmos ordenado y mucho más de pandemónium. Aseguraba que habitamos en un «valle de lágrimas» o en una «colonia penitenciaria», y que sólo algo tan singularmente humano como el disfrute de la belleza artística y la música, junto con la solidaridad de cada uno de nosotros hacia los demás seres vivos, constituyen las únicas vías que pueden conducirnos a un mundo, si no mejor, cuando menos, más llevadero y soportable. Las obras de Schopenhauer fueron apreciadas por literatos y artistas tan señeros como Kafka, Thomas Mann, Tolstói o Wagner.