A menudo miento para decir la verdad porque, con la descripción desnuda y rigurosa de los hechos, la gente nunca me comprendería ni yo sabría explicarme. Cuando miento, traduzco la realidad para que los otros puedan ver lo que yo veo. Comunicarme significa convivir con invidentes y empeñarme en que distingan los matices de cada color, su volumen y hasta el olor que desprende. Por eso miento, no puedo evitarlo, porque adoro la verdad en todas sus capas y a veces necesito sacarla fuera. Miento por placer pero casi nunca lo hago para engañar a los otros. No saben que son ciegos.