Clifford Maynard Logan es un reputado médico afincado en una de las zonas más pudientes del Londres victoriano del siglo XIX. Desde muy temprana edad se despertó en él una enfermiza obsesión por la muerte. Criado en una familia burguesa de moral estricta, su comportamiento asocial y su extremada inteligencia le llevaron desde muy joven a investigar con la finalidad de saciar su curiosidad morbosa por la muerte, así como todo lo relacionado con el proceso mortuorio de una forma insana.
En la edad adulta lleva su curiosidad hasta el delirio, cometiendo crímenes, necrofilia e intentando insuflar vida a los cuerpos a los que se la arrebató, basándose en los fallidos intentos científicos que encuentra en algunos de los incunables que su patio de recreo, la biblioteca de su difunto progenitor, alberga.
En su camino se cruzarán dos detectives de la Policía Metropolitana de Londres, Charles Vaughan, un arribista sin ambición, y Sean Beckket, un avispado joven criado en Watford llegado a la capital con el sueño de desarrollar su carrera como investigador.