«Cuando revisamos otros ateísmos más antiguos, nos damos cuenta de que algunas de nuestras más firmes convicciones laicas o religiosas son harto cuestionables. Si esa posibilidad nos molesta, puede que lo que andemos buscando no sea libertad de pensamiento, sino libertad para no pensar». Un sugerente ensayo que se acerca a una heterogénea galería de pensadores y escritores desde el marqués de Sade y su furibundo «odio a Dios» hasta Schopenhauer y su ateísmo místico, sin olvidar a Bertrand Russell, un escéptico a su pesar, a Dostoievski, Nietzsche, Conrad, Santayana que, en diferentes momentos y lugares, se esforzaron por comprender mejor las peliagudas cuestiones de la salvación, la razón, el progreso y el mal y, en último término, el sentido mismo de lo que es ser humanos.