SOBRE LA PANDEMIA Y LA POLÍTICA (consideraciones sobre la vieja y la nueva política del siglo XXI) tiene como finalidad apuntar y analizar provisionalmente las metamorfósis más relevantes que se están produciendo en el ámbito del poder político y en el escenario del Estado como consecuencia del impacto de la tecnología digital y de la pandemia.
Esas incidencias (tecnologías digitales y pandemia) están provocando subreptíciamente un cambio radical en el concepto del poder y de lo político y en el diseño de su naturaleza y de su forma de ejercicio. No digamos los impactos a nivel personal e íntimo. La política, pues, no lleva la iniciativa sino que está siendo forzada a adaptarse a la nueva situación, irreversible, en el que queda desplazada y subordinada a la información pura (a que puede quedar reducida, en última instancia, el algoritmo y lo viral).
No es suficiente analizar con la óptica de los viejos modelos, esquemas, métodos y proposiciones (sociológicas, políticas, históricas, fisolóficas, etcétera) esa nueva e inédita situación en que está embargado el poder (el poder político y el Estado). ¿Por qué? Porque se escapan las diferencias, los matices y la singularidad de las nuevas formas y modos de poder.
Se trata de analizar y comprender, por tanto, las consecuencias de justo todo lo contrario: que el poder (político y el Estado) está en un proceso de rediseño para ajustarse a las exigencias del momento de metamorfósis que está regido por lo digital y lo viral. Al fin y al cabo, los poderes políticos, de todos los Estados, han concebido tratar el covid y su expansión como una lucha epidemiológica. A estos efectos, como indica el autor, poco importa que el virus sea real o virtual, un patógeno identificado o una quimera.
No hay que olvidar que el virus es un producto tecnológico de síntesis, de nueva generación, como su vacuna. Y son las interrelaciones de ambos (virus/vacuna, problema/solución, natural/artificial) y su impacto en el ámbito de las sociedades analógicas de la comunicación (radio, prensa, TVs, etcétera), lo que está engendrando una nueva dimensión del paradigma existencial con capacidad para configurar las sociedades que no podemos admitir que sea mera continuidad: desde la familia hasta el trabajo, desde el ocio a la alimentación, desde la sexualidad a educación, desde las fórmulas de pertenencia e identidad hasta las concepciones del arte, de la historia o de la cultura, desde el poder político hasta las formas en que se organiza, se le reconoce y se ejecuta, etcétera.
Todo el conjunto de transformaciones del poder político en curso suscitado por la pandemia, en cuya etapa de transición nos encontramos, nos conduce a un situación singular e irreversible donde, finalmente, ha emergido a la superficie unas nuevas estrategias, unas nuevas fórmulas de sujeción, unas nuevas políticas y, por tanto, de un nuevo tipo de poder político que actúa en conjunción con el virus: el modelo del poder viral de la ficción virtual.
A partir de ahora, el conjunto de las poblaciones ya no podrán ser concebidas demográfica o sociológicamente, como el producto cuantitativo biológico de éxito de una especie singular en el planeta. Las poblaciones serán, están siendo concebidas como un nuevo recurso biótico. El proceso completo y total de sustitución de lo analógico por el producto de síntesis (lo artifical) está alterando sistémicamente todos los escenarios existenciales.
Lo que tenemos en el horizonte no es otra cosa que una nueva sociedad que, cuando alcanza su cenit lo analógico, dejará de serla.