ANDRÉS GONZÁLEZ,PATRICIA / PASCUAL MOLINA,JESÚS F.
Los conceptos de magnificencia, ostentación y lujo jugaron un papel crucial en el Antiguo Régimen. El primero se relaciona con la virtud de los poderosos; los otros eran inherentes a los personajes de alcurnia, que lo manifestaban a través del consumo suntuario. Vestidos, joyas, tapices, armaduras, e incluso realizaciones efímeras, constituyeron parte esencial de la sociedad cortesana en la que, como señaló el sociólogo Norbert Elias, el consumo de prestigio era capital. Basta repasar los inventarios de los poderosos para darse cuenta de que, durante la Edad Moderna, las obras de arte en realidad valoradas fueron esas que hoy calificamos de decorativas, incluso para coleccionistas de la talla de Felipe II. Igualmente se percibe esta actitud en las colecciones nobiliarias, en las que, además, las mujeres fueron grandes protagonistas, ejerciendo un papel importante no solo en el mecenazgo, sino también como activas agentes artísticas. Las artes contribuyeron también a la promoción del linaje, ya fuera a través de fundaciones y dotaciones de espacios religiosos, la erección y amueblamiento de mansiones nobiliar