En el séptimo piso de Aincrad, donde se rumorea que la mitad de los beta testers abandonaron el juego, un enorme casino aguarda a los incautos jugadores. Pero lo que también esconde ese lugar es el Battle Arena, el coliseo de monstruos que, en los tiempos de la beta, consiguió dejar a Kirito en la más absoluta bancarrota.