Después de ganar un importante premio literario, harta de la lluvia yagobiada por la farsa en la que se ha convertido su vida, laprotagonista de Tarada huye en pijama. Sin meta. Sin objetivo. Apenaslleva nada material, pero sí muchos nubarrones en la cabeza. Así seentrega a la carretera en un viaje iniciático que desatará unarevolución interior. En coche, en bus, en bicicleta, haciendoautoestop o a pie. Sola y sin frenos, a tumba abierta. Una semana decarretera y manta es tiempo suficiente para cualquier peripecia. Unasesinato. Un calabozo. Un ingreso hospitalario. Un perrodesaparecido. Una nueva familia. Y algo muy parecido al amor.