«Mientras yo coloreaba uno de los mandalas relajantes de Amanda, un dragón alado se puso a revolotear por encima de mi cabeza y nada pudo hacer ella por asustarlo, porque consiguió acercarse a mi oído y susurrarme suavemente una verdad absoluta y necesaria para comprender los embustes de la vida».
¿Alguna vez te has sentido invisible a la vista de todos?
¿Cuáles son los límites del amor prohibido?
¿Has tenido miedo al rechazo?
¿Y tú, qué sabes sobre los dragones?