Un clavo en el corazón es una de las novelas más hondas y hermosas de la literatura europea reciente; y no creemos exagerar al afirmarlo tan rotundamente.
Está construida como si fuera una larga carta del noble Tiago da Silva Pereira, retirado en la «romántica» Sintra de Byron, no muy lejos de Lisboa, a su amigo Cesário Verde, el famoso poeta que tanto influyó en Pessoa y que moriría de tuberculosis con poco más de treinta años (en 1886). Pero esta novela no trata sólo de esos dos personajes de finales del XIX, cuya psicología dibuja a la perfección Paulo José Miranda, sino de aquello que tan sólo en contadas ocasiones, y ya cada vez menos, escribimos con mayúsculas: Arte, Vida.
Un clavo en el corazón es, pues, un «drama estético y vital» lleno, no podría ser de otro modo, pues nadie es «infalible», de verdades particulares y de verdades generales, y también, si no está muy desgastada esta palabra, de belleza: los dos protagonistas y sus amores, la conversación sobre la cultura y la sociedad de la época, el miedo a la muerte... Toda una lección filosófica, que no se olvida de la «razón narrativa», sobre las cadenas del amor y la libertad que ofrece la creación.
A esta novela podría servirle un aforismo ya clásico: «Cuando un hombre habla mal de las mujeres, lo hace en realidad de una sola mujer».