Una tradición rebelde es un texto radical y peligroso para quien habite en las certidumbres de la modernidad o en la idea del progreso. Se trata de un cuestionamiento desde la raíz a la cultura universalista, al capitalismo que extirpa alma y sentido, al sujeto que niega la comunidad para dejarse colonizar por las industrias culturales sin oponer resistencia.
El traductor y poeta asturiano Fruela Fernández se adentra en las políticas de la cultura comunitaria en un texto que tiene sonido, porque la oralidad lo habita, porque la música, la copla, el relato cercano y el cuento enraizado lo hace posible. Este texto hace que lo insurgente sea lo emergente: lo que emerge de nuestra propia historia y que niega la línea recta del progreso que tanto se asemeja a un laberinto en el que desprendernos de lo que-quizá-somos-sin-saberlo.