En estas memorias únicas y fascinantes, Gerald Murnane cuenta su historia a través de una obsesión: las carreras de caballos. A pesar de no haber montado nunca a caballo ni haber visto una carrera, de niño no podía dejar de mirar las fotos de las carreras en los periódicos y le hechizaban tanto los colores de los uniformes como los nombres de los caballos que oía en la radio.