Considerada desde su aparición como una obra maestra, y con los años su importancia no ha dejado de crecer. Cada capítulo se parece a un fragmento de un gigantesco, fascinante puzzle, cuya "osamenta" la constituye una casa parisina de la calle Simon-Crubellier: cada pieza del puzzle es un capítulo y lleva una indicación sobre sus inquilinos de hoy y de ayer.