La obra es el fruto de la estancia del autor en Santa Eulalia del Río (Ibiza) y constituye un testimonio de enorme valor. El valor de esta obra es difícil de exagerar. Entre el relato autobiográfico, la crónica social, histórica y antropológica, en ella se encuentra un canto encendido a la civilización mediterránea y a la forma de vida de los ibicencos que conoció Paul en los años 30.