Con su centro en el territorio imaginario de Albilla de Odra, una aldea burgalesa que no existe, pero se parece mucho a las que en la realidad bordean ese río, Violencias y fugas retrata el mundo rural desde una perspectiva sombría y descarnada, que combina el relato policiaco con la atmósfera tremendista y transmite una visión escéptica sobre la condición humana. Dos asesinatos, muy alejados en el tiempo y en el espacio, pero secretamente conectados, son los ejes de una historia que convoca a decenas de personajes desde los años de la Guerra Civil hasta nuestros días, con paradas en lugares tan distantes como Argentina, Ucrania o California. Narrados en breves escenas, los hechos se suceden sin descanso: desapariciones, huidas, engaños, falsas identidades, un continuo trasiego que no da tregua al lector y lo arrastra a medida que va teniendo noticia de las evoluciones de unos y otros, con la expectativa no defraudada de encontrarle un sentido al conjunto. Al margen de las singularidades de cada caso, sean convencionales o extravagantes, se trata de vidas cruzadas en las que prevalecen la envidia, los abuso