Que Alicia Aza Campos es una de las poetas esenciales de su generación es algo que cualquier lector avisado ya conoce. Ahora con Al final del paisaje nos encontramos ante la indagación de los límites de la identidad desde un tono reflexivo, profundo y sosegado que nos invita a profundizar en la trascendencia de la memoria como eje vertebrador del yo desde un claro posicionamiento humanista.
Como una pintura cargada de matices este libro va a sorprender a los lectores habituales de Alicia Aza porque, con una musicalidad distinta (se perciben las influencias de sus lecturas de Herta Müller, Unica Zürn, Virginia Woolf, Byung- Chul Han, Mario Satz y Siri Hustvedt), se ha arriesgado y ha sabido construir una nueva obra en la que se imbrican el verso más exquisito con seis textos en prosa poética hondamente reveladores de la realidad que habitamos y de la condición humana en estos tiempos de penumbra donde todo se percibe desde una desolada soledad. Y así Alicia Aza, que es consciente de que el mundo lo hace habitable sólo la buena literatura, de que la palabra precisa es la que nos salva, nos lleva ahora al final del paisaje para hacernos notar ese mismo temblor inexplicable que entrelaza los versos de Alda Merini con Claudio Rodriguez, esa emoción que sólo se alcanza con quien sabe que la poesía debe ser cultivada con idéntico esmero al de aquel que roza, despacioso, los pétalos de una flor erguida al borde de un precipicio.
Remedios Sánchez