Los aprendices es la historia de un grupo de niños víctimas de la orfandad o de familias disfuncionales, agrupados en un centro de acogida que les mostrará que a pesar de sus violentas historias personales aún no han vivido lo peor.
A su manera, ellos buscan la respuesta para sus dudas sobre la familia, la amistad, la belleza, la fe... pero en esa búsqueda y marcados por la forzada madurez que les impone la vida cotidiana en la casona, se volverán expertos en materias como la mentira, la violencia y el crimen.
Una pequeña niña rubia, lectora deficiente de las novelas policiacas que ha encontrado abandonadas en la casona, descubre un manual escrito para ayudar a la policía en la captura del culpable. Ella lee, a las vivencias cotidianas incorpora las historias de los libros y el resultado es su obsesión por el crimen perfecto. ¿La víctima?
El Maestro, que ha logrado convertirse en el tutor de todos ellos.
Un niño violento, al que llaman Villano, educado por su padre en las trampas del delito y testigo de la muerte de su madre, insiste en ser el jefe de la manada de niños sin amparo. Pequeño boxeador enamorado de la niña rubia, no hay asunto que no resuelva con la fuerza de sus puños, con la amenaza de golpear hasta vencer, porque es el jefe y a él nadie lo destrona.
Aquiles Rosales, el de los pies con dedos torcidos, es el rival. Culpable por el asesinato de una madre loca y de huesos jorobados, insiste en conquistar el amor de la pequeña, porque él ha nacido para ser héroe y padre de familia.
El Buen Samaritano, ese niño a quien el lechero le llenó de dioses la cabeza, constituye para ellos la resignada alegría de la fe. La posibilidad de alimentar a ratos la ilusión de un mundo hermoso para todos.
Las fofitas, dos niñas a quienes el retraso mental no les impide las enormes ganas de vivir, completarán un universo infantil caracterizado por la ilusión y el desencanto, la alegría y el llanto, el cariño y los celos, el juego y la soledad, la calma y la pugna en un lugar marcado por las bondades de la naturaleza y el descuido de los hombres.
Al final, siempre entre líneas, una historia de amor lacerado.