«Estamos ante un poemario donde la voz poética se asume como una brisa delicada, tal como los haikus que ofrece en estas páginas, para asumir la mansedumbre de los días. (?) El poeta pinta o se inventa un mundo hedónico donde las canciones acuñan las esencias de la existencia desde una intensidad sorprendente (?). Se trata de un poemario de exquisita factura por la cosmovisión de un mundo que gravita, tal como en una melodía, donde el desplazado afianza una voz que intenta salvarse y salvarnos».